La mayoría de las personas desplazadas son desplazados internos en sus países de origen. Aproximadamente ochenta por ciento de las personas desplazadas tienden a refugiarse en países vecinos. Los países en desarrollo sobrecargados hacen frente a repercusiones cuando las autoridades políticas cierran sus puertas para personas desplazadas. En estas situaciones, se subestima como los pueblos locales apoyan a las personas desplazadas. En la mayoría de los casos, son las comunidades desaventajadas y vulnerables y los desplazados internos que acaban albergando refugiados y personas desplazadas. Albergar no se limita a proveer recursos sino también supone el hecho de ser un vínculo, de crear estructuras de apoyo, de compartir oportunidades de subsistencia y de buscar formas de mejorar el bienestar general.

La empatía, la resiliencia, el cuidado, la esperanza y la fuerza nos animan incluso cuando la desesperación, la discriminación, la lucha y el temor podrían prevalecer. Creemos que todas las personas tienen el poder de transformar sus propias historias, narrativas y sus propios espacios y de empoderar a otros.